Durante años se nos ha vendido que el veganismo es una opción ética, saludable y sostenible. Una forma de vida superior, moralmente elevada. Pero ¿y si todo esto fuera una fachada? ¿Y si el veganismo no fuera más que una herramienta de control, diseñada para crear estructuras sectarias, enfermar al ser humano, disminuir su vitalidad y, al mismo tiempo, enriquecer a una élite ideológica y empresarial?
Puede sonar extremo, pero si observamos los hechos sin prejuicios, lo que aparece no es una dieta, sino una ingeniería social disfrazada de compasión.
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El veganismo como culto moderno
Los expertos en sectarismo, como Margaret Singer y Steven Hassan, identifican varios rasgos comunes en las sectas destructivas:
Rechazo a toda crítica o disidencia
Aislamiento social de quienes piensan diferente
Exaltación de una verdad superior y moralmente incuestionable
Cancelación de exmiembros o escépticos
Control emocional a través de la culpa
Ahora observa cómo actúan muchos grupos veganos radicales:
Quien deja el veganismo es un “traidor”, un “asesino”, un “monstruo”.
Quien cuestiona la dieta, aunque sea con estudios científicos, es silenciado.
Se promueve la ruptura de vínculos con familiares y amigos no veganos.
Se utiliza una moral absolutista que convierte la comida en pecado o redención.
No es casual. El veganismo radical funciona como una secta moderna, con sus gurús, sus rituales, sus castigos y su evangelización constante. No busca el bienestar, sino la conversión y la sumisión.
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Una dieta que enferma, debilita y destruye la fertilidad
Numerosos estudios independientes han demostrado que las dietas veganas mal planificadas o prolongadas pueden causar:
Deficiencias de vitamina B12, hierro hemo, omega-3, colina, taurina, vitamina A y K2
Mayor tasa de fracturas óseas y pérdida de masa muscular
Trastornos hormonales, anemias, fatiga crónica
Problemas de salud mental, depresión, ansiedad
Disminución de la fertilidad y libido
Deterioro del desarrollo en niños y adolescentes veganos
Y, sin embargo, esta dieta es promovida incluso entre embarazadas y niños. ¿Por qué?
¿Ignorancia o intencionalidad?
Un ser humano enfermo es fácil de controlar. Mientras tanto, se le venden suplementos, productos ultraprocesados y sustitutos artificiales a precios inflados. Negocio redondo.
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El negocio detrás del culto: filosofía, activismo y multinacionales
Detrás del veganismo no solo hay activismo. Hay intereses económicos, académicos e ideológicos perfectamente alineados:
Filósofos y académicos: Marta Tafalla, Alicia Puleo y otros venden libros, dan charlas y ejercen de “autoridades morales”. Su discurso se vuelve religión laica.
Influencers y activistas: monetizan donaciones, cursos, patrocinios, libros y productos “éticos”.
Multinacionales alimentarias: Nestlé, Unilever, Danone, Beyond Meat… Venden productos “plant-based” con márgenes altísimos y sin los costes de producción de la carne real.
ONGs y fundaciones: viven de subvenciones públicas y donaciones privadas mientras simulan defender causas nobles.
El veganismo moderno es un negocio ideológico disfrazado de compasión.
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¿Coincidencia o ingeniería social?
No es casual que el discurso vegano esté respaldado por:
Organismos como la ONU, la FAO o la OMS
Inversionistas como Bill Gates
Gobiernos que subsidian “alimentos sostenibles” y castigan a los ganaderos
Tampoco es casual que se silencien los testimonios de ex-veganos enfermos. Ni que las redes censuren críticas al veganismo mientras amplifican a activistas radicales. Todo apunta a un mismo patrón: crear una generación débil, dependiente, culpable y obediente.
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Conclusión: el disfraz se cae
No es un estilo de vida. Es un caballo de Troya.
Una estructura sectaria que adoctrina, un negocio que explota, y una ideología que debilita al ser humano en cuerpo y mente.
Hoy, romper el silencio sobre esto es un acto de resistencia.
Y por eso estás leyendo este blog.
Comentarios desactivados en Veganismo: el culto perfecto para debilitar al ser humano y enriquecer a unos pocos
En los últimos años, el veganismo ha dejado de ser una opción individual de dieta para convertirse en una doctrina casi religiosa, respaldada por un arsenal de estudios científicos que —supuestamente— demuestran sus beneficios indiscutibles para la salud y el medio ambiente. Pero ¿qué ocurre si te dijéramos que buena parte de esos estudios están construidos sobre estadísticas manipuladas, asociaciones débiles y sesgos ideológicos?
Este artículo pone el foco sobre uno de los aspectos más oscuros y menos cuestionados del movimiento vegano moderno: la manipulación de datos y conclusiones científicas para imponer una narrativa pro-veganismo a cualquier precio.
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El truco más común: culpabilizar a la carne sin contexto
Uno de los ejemplos más descarados de manipulación se encuentra en los estudios que “demuestran” que la carne provoca enfermedades como el cáncer o enfermedades cardiovasculares. La mayoría de estos estudios no hacen distinción entre:
Carne de hamburgueserías (ultraprocesada, frita en aceites vegetales de mala calidad, servida con refrescos y pan industrial)
Carne real, fresca, de pasto o mínimamente procesada
Es decir, confunden una hamburguesa de comida rápida con un filete de ternera ecológica. Y cuando las personas en el grupo de estudio enferman, le echan la culpa a la carne, ignorando el resto del menú: patatas fritas con aceites refinados, bebidas azucaradas y postres ultraprocesados. ¿Te suena justo?
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Estudios observacionales: correlación no es causalidad
Muchos de los estudios que glorifican el veganismo se basan en métodos observacionales, no en ensayos clínicos aleatorios. Esto quiere decir que no pueden probar causa y efecto, pero lo venden como si lo hicieran.
Ejemplo: encuentran que veganos tienen menor riesgo de una enfermedad. Pero no dicen que esos mismos veganos:
Suelen ser de clase media o alta
No fuman
Hacen más ejercicio
Se preocupan más por su salud en general
Todo eso influye en su salud, no solo el hecho de no comer productos animales. Sin embargo, los titulares simplifican: “El veganismo reduce el riesgo de X enfermedad”. Mentira por omisión.
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El mito del consenso científico
Si repites una mentira muchas veces, la gente acaba creyéndola. Así opera la maquinaria propagandística vegana: promueve una imagen de consenso científico donde no lo hay. Y lo más grave: cuando aparecen estudios que cuestionan esa narrativa, no se discuten. Se censuran.
Investigadores que publican hallazgos que muestran que las dietas veganas pueden causar deficiencias o problemas en salud mental, son:
Ignorados por los medios
Silenciados en redes
Atacados en lo personal
Esto no es ciencia, es activismo ideológico disfrazado de medicina.
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Vegetarianos de fin de semana y errores de clasificación
Muchos estudios clasifican como “vegetarianos” o “veganos” a personas que se autodenominan así, aunque en realidad siguen consumiendo productos animales de forma ocasional.
Esto genera un problema estadístico gravísimo: no se está evaluando una dieta vegana real, sino una etiqueta social. Pero da igual: los datos se manipulan y se ajustan para que coincidan con la narrativa.
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Financiación, conflictos de interés y marketing
No es casualidad que muchas investigaciones a favor del veganismo estén financiadas por fundaciones, ONGs o empresas que venden productos veganos ultraprocesados. ¿Crees que van a publicar un estudio que hable mal de lo que venden?
Esto es marketing con bata blanca.
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Conclusión: cuidado con la ciencia “militante”
La ciencia de calidad existe, pero está siendo secuestrada por agendas ideológicas. El veganismo ha dejado de ser una opción personal para convertirse en una herramienta de presión política, económica y cultural. Y sus “pruebas científicas” muchas veces son fraudes metodológicos encubiertos con gráficos y palabras bonitas.
No caigas en la trampa. Cuestiona. Investiga. Y no te dejes manipular por quienes quieren imponerte un dogma disfrazado de salud.
Comentarios desactivados en Atención: Cómo se manipulan los estudios científicos para promocionar el veganismo
Durante años, el veganismo ha intentado construir una imagen de superioridad moral: se presentan como los defensores incuestionables de la ética, la salud y el planeta. Sus militantes no dudan en juzgar, condenar y avergonzar a cualquiera que no comparta su estricta dieta. Pero mientras imponen sus dogmas al mundo, algunos de sus referentes más influyentes han comenzado a abrir puertas a excepciones muy convenientes. El caso más reciente y absurdo: comer ostras siendo vegano.
¿Quién lo dice? Peter Singer. Sí, el padre de la ética animal.
Peter Singer, considerado el gurú moral del veganismo moderno, acaba de abrir una rendija por donde muchos “veganos” llevaban años colándose en secreto: los mariscos. Según Singer, como las ostras no tienen cerebro ni sistema nervioso central desarrollado, no sufren. Por lo tanto, comer ostras no sería contrario al veganismo ético. A este grupo ya se le conoce con el insólito término de “ostroveganos”.
¿No es irónico? El mismo movimiento que condena a quien come miel o viste lana ahora empieza a justificar la ingesta de animales vivos si creen que no sufren. ¿Dónde quedó la ética inflexible que exigen a los demás?
Veganismo a medida: cuando la ética es negociable
Lo que este giro demuestra es algo que muchos sospechaban desde hace tiempo: el veganismo no es tanto una ética como una ideología emocional, llena de dogmas que se reinterpretan cuando conviene. Mientras tanto, muchos veganos “de clóset” ya llevaban tiempo comiendo pescado, mariscos y huevos a escondidas —algo que ahora algunos intentan legitimar con eufemismos como “dieta plant-based flexible” o directamente con invenciones como los “ostroveganos”.
La trampa es clara: si el animal no grita, no importa. Si no puedes demostrar su sufrimiento, puedes comértelo. ¿En serio? ¿Y toda esa narrativa de respeto absoluto a “los animales no humanos”? ¿No era la base del veganismo el no usar animales? Pues parece que no tanto.
¿Y la coherencia, para cuándo?
Mientras los activistas insultan y acosan en redes a quienes comen jamón o beben leche, el movimiento se divide internamente entre quienes quieren seguir en su torre de cristal y quienes buscan una salida digna para no seguir reprimiendo sus impulsos. La incoherencia no es una excepción en el veganismo moderno: es su nueva norma.
Al final, no es más que otra manifestación de un movimiento que se está desmoronando por sus propias contradicciones. Y lo peor: sin reconocerlas. En vez de admitir errores, reinterpretan la realidad para mantenerse siempre en el lado correcto, incluso si eso implica comerse una ostra viva mientras sermonean al mundo sobre empatía y justicia.
Conclusión: menos moralina, más honestidad
El caso de los ostroveganos es una muestra más de que el veganismo, lejos de ser una filosofía ética sólida, es un sistema inconsistente, plagado de excepciones interesadas y de normas elásticas. En su afán por controlar el comportamiento ajeno, sus líderes han terminado justificando exactamente aquello que criticaban.
La próxima vez que un vegano te acuse de inmoral por comerte una hamburguesa, pregúntale:
¿Con o sin ostras?
Comentarios desactivados en “Ostroveganos”: el último truco de un movimiento que se desmorona
El blog “Rompiendo la censura sobre el veganismo” ha generado polémica por poner sobre la mesa las consecuencias ocultas de una ideología que se presenta como moralmente incuestionable. A pesar de las críticas que ha recibido —desde sectores veganos hasta defensores del pensamiento políticamente correcto—, este blog cumple una función esencial: cuestionar dogmas que hoy operan como verdades absolutas.
¿Generalizaciones o síntesis de patrones sociales?
Una de las críticas más comunes es que el blog “generaliza”. Muchas de las afirmaciones se basan en patrones visibles en redes sociales, experiencias personales documentadas y testimonios reales de ex-veganos, cuyo valor cualitativo no puede despreciarse.
Citas y nombres propios: mostrar el verdadero rostro del movimiento
Algunos acusan al blog de caer en el ad hominem por citar declaraciones polémicas de figuras del veganismo. Pero en realidad, esto es transparencia informativa. ¿No es legítimo exponer lo que líderes veganos como Peter Singer o Melanie Joy piensan realmente, cuando su influencia moldea políticas educativas, medios y ONGs?
El blog no necesita inventar nada: se limita a recoger las propias palabras del movimiento y devolverlas a la luz pública. El problema no es citarlos, sino que estas ideas radicales estén tan normalizadas que nadie se atreve a señalarlas.
¿Sensacionalismo o urgencia?
Decir que el veganismo organizado opera como un “culto coercitivo” no es exageración: muchos ex-miembros describen exactamente eso. Lavado de cerebro, culpa moral, aislamiento social, control del discurso, y consecuencias físicas tras abandonar el veganismo son elementos documentados en múltiples foros y estudios cualitativos (ver: H Nutritional Deterioration Among Young Vegans – A Phenomenological Analysis, 2021).
Cuando el periodismo independiente alerta sobre sectas o abusos espirituales, no se lo acusa de “alarmismo”. ¿Por qué debería ser diferente con el veganismo?
La censura sí existe
Una crítica frecuente es que el blog “se contradice” al denunciar censura mientras publica libremente. Esto ignora el contexto digital actual: los algoritmos favorecen contenido pro-vegano y penalizan las críticas. Muchos ex-veganos han sido suspendidos, silenciados o acosados en redes sociales por relatar sus experiencias. El blog no se contradice: es una resistencia minoritaria frente a un discurso dominante.
Este Blog ha sido dexindexado por motivo desconocido actualmente.
La evidencia no siempre está en los papers
La ciencia también puede ser instrumentalizada. Lo que hace este blog es poner en duda la hegemonía de ciertos estudios, especialmente aquellos financiados por ONGs veganas, Los Adventistas del Séptimo Día o industrias de ultraprocesados vegetales.
Además, la experiencia vivida y colectiva también es evidencia. Ignorarla por no venir en formato de PDF con DOI es elitismo disfrazado de rigor.
Revertir la polarización empieza con decir la verdad
El blog no busca odiar al vegano de a pie, el cual es una víctima. Su crítica va contra el movimiento organizado, las empresas que se lucran con ello y las estrategias ideológicas que están afectando a familias, niños y sistemas de salud. El lenguaje fuerte es reflejo de la urgencia y de la resistencia. Con los promotores del veganismo radical es imposible el debate.
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Conclusión
“Rompiendo la censura sobre el veganismo” es un blog
que desvela la verdad en un clima donde disentir del discurso oficial puede costarte una cuenta en redes, su existencia es valiente y necesaria. Quienes lo critican deberían reflexionar si lo hacen porque realmente hay «errores»… o porque les incomoda que alguien por fin diga lo que muchos piensan y pocos se atreven a escribir.
Comentarios desactivados en Por qué “Rompiendo la censura sobre el veganismo” es más necesario que nunca
En los últimos años, la dieta vegana ha ganado presencia como una opción dietética promovida por motivos supuestamente éticos, ambientales o de salud. Sin embargo, si dejamos de lado las ideologías y aplicamos el método científico desde una perspectiva estrictamente biológica y nutricional, la realidad es clara: el ser humano no está diseñado para ser vegano. No puede sostenerse una dieta vegana a largo plazo. Tampoco a corto plazo sin intervención externa, suplementación artificial y cuidados médicos.
Nuestro cuerpo no es herbívoro
Los humanos somos omnívoros por diseño evolutivo. Ni nuestra dentadura, ni la longitud de nuestro intestino, ni nuestras necesidades nutricionales corresponden a las de los herbívoros. Un intestino corto como el nuestro no está adaptado a extraer nutrientes de forma eficiente únicamente de plantas.
El desarrollo de nuestro cerebro y de nuestra especie ha dependido del consumo de proteínas animales y grasas animales durante millones de años. El Homo erectus no habría evolucionado sin carne, y eso no es una opinión: es un hecho evolutivo.
Las proteínas animales son superiores
Biológicamente, las proteínas animales tienen:
Todos los aminoácidos esenciales en proporciones óptimas.
Alta digestibilidad (hasta el 100%).
Mayor calidad nutricional según el índice DIAAS:
Leche: 1.18
Huevo: 1.13
Carne: 1.10
Pescado: 1.08
Soja: 0.91
Trigo: 0.40–0.50
En cambio, las proteínas vegetales requieren combinaciones (legumbres + cereales), mayor cantidad, y aún así no alcanzan la eficiencia de las proteínas animales.
El problema de las vitaminas
Muchas vitaminas esenciales no están disponibles en los vegetales de forma suficiente o biodisponible:
Vitamina B12
Solo se encuentra naturalmente en alimentos animales.
La B12 sintética no es igual a la natural.
Su carencia produce anemia, trastornos neurológicos, y daño irreversible.
Vitamina A
La forma vegetal (beta-caroteno) no se convierte eficientemente en vitamina A activa (retinol).
El exceso de vitamina A sintética puede causar daño hepático.
Vitamina D
La D2 (vegetal) es menos eficaz que la D3 (animal).
El exceso de suplementos puede causar problemas renales.
Vitaminas B6 y B12
Altas dosis sintéticas se han relacionado con cáncer de pulmón en estudios clínicos.
4. La trampa de los suplementos
La dieta vegana no se sostiene sin suplementos, algo que ya de por sí indica su artificialidad.
Necesita B12, DHA, hierro, zinc, calcio, vitamina A, taurina, creatina, entre otros.
Los alimentos deben ser fortificados o consumidos con cápsulas de laboratorio.
Esto no es natural ni evolutivamente sostenible.
5. ¿Qué pasa en la práctica?
Sin acceso a alimentos industriales y aún con acceso a suplementos vitamínicos, una persona vegana desarrolla deficiencias graves.
Los niños, mujeres embarazadas, ancianos y personas con problemas metabólicos son especialmente vulnerables. La historia de los pueblos veganos no existe, pero sí hay registros de comunidades carnívoras (como los inuit o los masáis) sanas y sin deficiencias nutricionales.
No, las vitaminas sintéticas no son iguales
Las vitaminas naturales vienen acompañadas de cofactores, enzimas y nutrientes que facilitan su absorción.
Las sintéticas, en cambio, pueden ser mal absorbidas o incluso tóxicas si se consumen mal.
No todo lo artificial es bueno, ni seguro, ni sostenible.
7. Conclusión
Biológicamente, el ser humano no puede ser vegano.
Puede intentarlo gracias a la medicina moderna y a la industria farmacéutica, pero incluso con estas ayudas artificiales, el veganismo es inviable. No es natural, no es seguro a largo plazo y no es una dieta biológicamente adaptada al cuerpo humano.
El veganismo es una construcción moderna, una simulación de nutrición sostenida por cápsulas, alimentos procesados y fe ideológica. Si quieres cuidar tu salud y tu cuerpo, vuelve a escuchar lo que te dice la biología, la evolución y la ciencia: el ser humano es omnívoro.
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Estudios y metaanálisis científicos utilizados para respaldar este artículo:
“Vitamin B12 status of vegetarians and vegans: A review” – Nutrition Reviews, 2013
“Health effects of vegan diets” – The American Journal of Clinical Nutrition, 2009
“Comparison of the Digestible Indispensable Amino Acid Score (DIAAS) of animal and plant-based proteins” – FAO Technical Report, 2011
“Vitamin B12 deficiency in vegetarian and vegan diets” – European Journal of Clinical Nutrition, 2014
“Dietary protein quality evaluation in human nutrition” – FAO Food and Nutrition Paper, 2013
“Risk of lung cancer associated with supplemental vitamin B6 and B12” – Journal of Clinical Oncology, 2017
“Vitamin D toxicity — A clinical perspective” – Frontiers in Endocrinology, 2018
“Toxicity of vitamin A” – National Institutes of Health, 2012
“Effect of plant vs animal protein on lean mass and muscle strength” – Nutrients, 2019
“Natural vs synthetic vitamins: a review” – Journal of the American College of Nutrition, 2005
Comentarios desactivados en Por qué el Ser Humano Biológicamente No Puede Ser Vegano
El veganismo no es lo que te han contado: redefiniendo un culto moderno
Durante años, la palabra “veganismo” ha sido asociada con ética, salud y sostenibilidad. Una imagen cuidadosamente construida por ONGs, influencers y empresas que lucran con esta narrativa. Sin embargo, ¿qué ocurre cuando miramos detrás de la fachada?
La definición oficial, promovida por organizaciones como The Vegan Society, sostiene:
“Una filosofía y forma de vida que busca excluir, en la medida de lo posible y practicable, todas las formas de explotación y crueldad hacia los animales para alimentación, vestimenta o cualquier otro propósito.”
Pero esta definición, cuidadosamente maquillada, oculta más de lo que revela.
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Lo que la definición oficial del veganismo NO te dice:
El veganismo no es inofensivo para los animales
La producción agrícola vegana industrializada mata a millones de insectos, roedores, aves y otros animales cada año. Los monocultivos de soja, almendras o trigo requieren el uso masivo de pesticidas, deforestación y maquinaria pesada que destruye ecosistemas enteros. ¿Dónde está el “no dañar a los animales” aquí?
El veganismo pone en riesgo la salud humana
La supuesta dieta ideal necesita suplementos obligatorios para evitar deficiencias severas: vitamina B12, omega-3 (EPA y DHA), hierro hemo, colina, zinc, vitamina A (retinol) y más. Sin ellos, aparecen problemas graves como depresión, fatiga crónica, pérdida de memoria, daño neurológico e incluso retraso en el desarrollo infantil.
El veganismo puede destruir tu salud mental
Los artículos revisados muestran que la obsesión por una pureza ética alimentaria ha llevado a muchas personas a desarrollar trastornos de ansiedad, culpa, aislamiento social y autodiagnóstico. La comunidad vegana más extrema reacciona con hostilidad hacia quienes abandonan la dieta, recordando las dinámicas coercitivas de una secta.
El veganismo es una ideología disfrazada de ética
Se presentan como “la solución” al sufrimiento animal, pero silencian las voces críticas, persiguen a los disidentes y adoctrinan con tácticas emocionales y de manipulación mental. ¿Cuántos jóvenes han sido captados por el activismo vegano radical en redes sociales sin entender los peligros físicos y psicológicos que implica?
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Redefiniendo el veganismo: una propuesta realista y necesaria.
Frente a una definición incompleta, romantizada y utilizada como herramienta de presión, proponemos una nueva definición que se ajuste a la realidad vivida por miles de personas.
La nueva definición de veganismo:
“El veganismo es una ideología alimentaria restrictiva, promovida como una solución ética y ambiental, que busca eliminar el consumo de productos animales. Aunque se presenta como una filosofía compasiva, en la práctica conlleva riesgos nutricionales severos, impactos ambientales ocultos y comportamientos sectarios que afectan la salud mental, social y emocional de quienes lo adoptan sin cuestionamiento. Su defensa se sustenta muchas veces en censura, manipulación emocional, presión social y el culto a una moral absoluta que no admite crítica ni matices.”
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¿Por qué necesitamos una nueva mirada crítica?
Porque no todo lo que brilla es oro. El veganismo ha dejado de ser simplemente una elección personal para convertirse, en muchos casos, en una estructura de poder ideológico que busca imponer su visión al resto del mundo. Y como todo dogma que se vuelve incuestionable, se convierte en un peligro.
Si alguna vez sentiste que no te contaban toda la verdad… tenías razón.
Comentarios desactivados en Lo que la definición oficial del veganismo NO te dice: La nueva definición de veganismo.
Cada vez son más las voces que denuncian la censura hacia el veganismo. Sin embargo, lo que muchos no se atreven a decir es que la narrativa vegana dominante también censura, oculta información y promueve una visión parcial y moralista del mundo. Este artículo es una respuesta crítica a varios portales que intentan normalizar el veganismo y silenciar sus contradicciones, basado en nuestra investigación original: “Lo que nadie te dice sobre el veganismo y la dieta vegana”.
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“Diversidad” y medios: ¿inclusión o pensamiento único?
Fuente criticada: vegeco.org
Palabras clave: estereotipos, medios de comunicación, cultura pop, diversidad, redes sociales
Vegeco.org celebra una supuesta ruptura de estereotipos veganos en los medios. Pero lo que realmente ocurre es la creación de un pensamiento único pro-veganismo, donde las experiencias críticas o negativas no tienen cabida. Las redes sociales han sustituido el debate por una promoción acrítica que censura a quienes abandonaron el veganismo por motivos de salud, deficiencias o problemas emocionales.
Animal Político describe la vegafobia como una forma de opresión. Sin embargo, este término se usa para callar críticas legítimas, demonizar al disidente y equiparar el desacuerdo con el odio. No todo rechazo al veganismo es odio; también es rechazo a una ideología rígida, dogmática y a veces tóxica.
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Compasión política: el falso apoliticismo vegano
Fuente criticada: cruelty.farm
Palabras clave: derechos de los animales, divisiones políticas, estereotipos
Cruelty.Farm intenta mostrar el veganismo como un espacio ético “más allá de la política”. Pero en la práctica, sus posturas están profundamente ancladas en corrientes ideológicas extremas que rechazan cualquier diálogo o matiz. El veganismo radical excluye a quienes no se someten al dogma y utiliza la “ética” como arma de polarización.
La defensa de los términos como “leche de soja” o “queso vegetal” se presenta como una lucha contra la censura. Pero en realidad, se trata de marketing engañoso. Los consumidores tienen derecho a un etiquetado claro. Llamar “leche” a un líquido de arroz no es una cuestión de derechos, es una estrategia comercial encubierta.
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Superioridad moral en redes: ¿educar o adoctrinar?
Este artículo identifica un problema real: el adultocentrismo vegano y la imposición moral hacia menores. Activistas que ridiculizan o presionan a adolescentes por no ser “lo suficientemente veganos” caen en prácticas abusivas. La educación sobre alimentación debe ser respetuosa y no adoctrinante. Imponer dietas restrictivas sin supervisión médica en la infancia es irresponsable.
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¿Rompiendo mitos o encubriendo riesgos?
Fuente criticada: RompiendoDietas.es
Palabras clave: psiconutrición, salud, proteínas, dieta equilibrada
Este sitio asegura que el veganismo es saludable en cualquier etapa de la vida. Pero ignora los efectos adversos documentados: deficiencia de B12, problemas hormonales, caída del cabello, pérdida de masa muscular, ansiedad y trastornos alimentarios. La “psiconutrición” no debe ocultar los riesgos fisiológicos de una dieta mal planteada.
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Cosmética vegana: lo que no te dicen sobre su impacto real
El Salto extiende el discurso vegano hacia la cosmética, sin hablar de la huella ecológica real de los productos veganos: monocultivos, plásticos, empaques, transporte internacional. Presentar lo vegano como automáticamente sostenible es un mito. El consumo responsable no se reduce a etiquetas.
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Conclusión: el veganismo no está censurado, está blindado
Mientras estos medios denuncian una supuesta censura al veganismo, lo que realmente se silencia es la crítica interna, los testimonios de ex-veganos, y los efectos colaterales del veganismo dogmático. La censura real la ejercen ellos, contra toda voz que cuestione el relato oficial. Desde este blog, seguiremos rompiendo el silencio.
Comentarios desactivados en Lo que los medios no te dicen: desmontando los tópicos del veganismo, la censura y sus defensores